La historia de la Carrera de Ingeniería Metalúrgica y de Materiales, ha estado ligada a las vicisitudes del acontecer nacional y de manera particular con la historia del sector minero metalúrgico.
Desde la colonia, pasando por la caída de la era de la plata a fines del siglo XIX, la era del auge y la caída de los Barones de estaño, hasta nuestros días, ésta ha sido una historia signada por el saqueo y atraso, fomentado por un modelo económico esencialmente exportador de materias primas. Pero también una historia de dignos hombres y movimientos que lucharon contra ese despojo, lo denunciaron y vislumbraron el camino de la industrialización de nuestros recursos naturales.
La historia de la lucha por la instalación de las fundiciones en Bolivia es la historia de la lucha por la independencia económica del país. En este emprendimiento se destacaron un puñado de hombres admirables que jugaron un rol decisivo en el desarrollo de las fundiciones e industria metalúrgica nacional y en la creación, el 29 de mayo de 1953, del primer Laboratorio Metalúrgico, hoy convertido en Instituto de Investigaciones Metalúrgicas y de Materiales, como un instrumento destinado a realizar estudios pirometalúrgicos y demostrar la viabilidad de las fundiciones en el país para la obtención de metálicos a partir de minerales concentrados.
Entre estos hombres admirables se destacan el Ing. José Nuñez Rosales, el Ing. Jorge Zalesky, Mariano Peró, el Ing. José Miguel de Velasco y el Ing. Hugo Silva, todos ellos profesores universitarios de la UMSA, con la excepción de Mariano Peró.
En ese empeño, el Ing. Nuñez Rosales junto al Ing. Hugo Silva lograron la creación de la Carrera de Ingeniería Metalúrgica, esto el 11 de marzo de 1955. El Ing. Silva fue además uno de los pioneros en la creación de la conciencia en torno a la necesidad de la explotación e industrialización del hierro del Mutún.